Shakespeare y Cervantes, creadores de
cabecera de la literatura universal, el británico y el español, murieron el
mismo año. Con motivo a tan importante aniversario, Proyecto LEE (LECTURA EN ESPERA) invita
a realizar un recorrido virtual por dos obras cumbres de dichos autores:
·
“El ingenioso hidalgo Don
Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes, es la
obra más destacada de la literatura española y una de las principales de la literatura
universal. El libro más traducido y editado luego de la Biblia.
·
“Romeo y Julieta”, de
William
Shakespeare, se ha convertido en la historia de amor por antonomasia, y puede
afirmarse que su fama excede a la del mismo autor.
Extraño destino de amor, tener que amar a un detestado enemigo
De
pronto Romeo ve a Julieta sintiendo en su corazón la llama inextinguible del
amor. El joven se acerca ignorando que la niña es una Capuleto, de quién un mar
de sangre lo separa.
(Salón de la casa de Capuleto.) […]
(Entran CAPULETO, seguido de JULIETA y otros
de la casa, mezclados con los convidados y los máscaras.)
CAPULETO
¡Bienvenidos, señores! Las damas que libres de callos tengan los pies,
os tomarán un rato por su cuenta. -¡Ah, ah, señoras mías! ¿Quién de todas
vosotras se negará en este instante a bailar? La que se haga la desdeñosa,
juraré que tiene callos. ¿Toco en lo sensible?
-¡Bienvenidos, caballeros! [Tiempo recuerdo
en que también me enmascaraba y en que podía cuchichear al oído de una bella
dama esas historias que agradan. -Ya esa época pasó, ya pasó, ya pasó. -¡Salud,
señores! -Ea, músicos, tocad. ¡Abrid, abrid, haced espacio!
Lanzaos en él, muchachas.
(Tocan los músicos y se baila.)]
Eh, tunantes, más luces; doblad esas hojas y apagad el fuego: la pieza
se calienta demasiado. -Ah, querido, esta imprevista diversión viene
oportunamente. Sí, sí, sentaos, sentaos, buen primo Capuleto; pues vos y yo
hemos pasado nuestro tiempo de baile.
¿Cuánto hace de la última vez que nos
enmascaramos?
SEGUNDO CAPULETO
Por la Virgen, hace treinta arios.
PRIMER CAPULETO
¡Qué, hombre! No hace tanto, no hace tanto: fue en las bodas de Lucencio.
Venga cuando quiera la fiesta de Pentecostés, el día que llegue hará sobre
veinte y cinco años que nos disfrazamos.
SEGUNDO CAPULETO
Hace más, hace más: Su hijo es más viejo,
tiene treinta años.
PRIMER CAPULETO
¿Me decís eso a mí? Ahora dos era, él menor de edad.
ROMEO
¿Qué dama es ésa que honra la mano de aquel caballero?
[CRIADO
No
sé, señor.]
ROMEO
¡Oh! Para brillar, las antorchas toman ejemplo de su belleza se destaca
de la frente de la noche, cual el brillante de la negra oreja de un etiope.
¡Belleza demasiado -valiosa para ser adquirida, demasiado exquisita para la
tierra! Como blanca paloma en medio de una bandada de cuervos, así aparece esa
joven entre sus compañeras. Cuando pare la orquesta estaré al tanto del asiento
que toma y daré a mi ruda mano la dicha de tocar la suya. ¿Ha amado antes de
ahora mi corazón? No, juradlo, ojos míos; pues nunca, hasta esta noche, vísteis
la belleza verdadera.
TYBAL
Éste, por la voz, debe ser un Montesco. -Muchacho, tráeme acá mi espada.
-¡Cómo!
¿Osa el miserable venir a esta fiesta,
cubierto con un grosero antifaz, para hacer mofa y escarnio en ella? Por la
nobleza y renombre de mi estirpe no tomo a crimen el matarle.
PRIMER CAPULETO
¡Eh! ¿Qué hay, sobrino? ¿Por qué, estalláis así?
TYBAL
Tío, ese hombre es un Montesco, un enemigo
nuestro, un vil que se ha entrometido esta noche aquí para escarnecer nuestra
fiesta.
PRIMER CAPULETO
¿Es el joven Romeo?
TYBAL
El
mismo, ese miserable Romeo.
PRIMER CAPULETO
[Modérate, buen sobrino, déjale en paz; se conduce como un cortés
hidalgo y, a decir verdad, Verona le pondera como un joven virtuoso y de
excelente educación. Por todos los tesoros de esta ciudad no quisiera que aquí,
en mi casa, se le infiriese insulto. Cálmate pues, no hagas en él reparo, ésta
es mi voluntad; si la respetas, muestra un semblante amigo, depón ese aire
feroz, que sienta mal en una fiesta.
TYBAL
Bien viene cuando un miserable semejante se tiene por huésped. No le
aguantaré.
PRIMER CAPULETO
Le
aguantaréis, digo que sí. ¡Qué! ¡Señor chiquillo! Idos a pasear. ¿Quién de los
dos manda aquí? Idos a pasear. ¿No le aguantaréis? Dios me perdone. ¡Queréis
armar bullanga entre mis convidados! ¡Hacer de gallo en tonel! ¡Hacer el
hombre!
TYBAL
Pero, tío, es una vergüenza.
PRIMER CAPULETO
A
paseo, a paseo, sois un joven impertinente. -¿Pensáis eso de veras? Tal
despropósito podría saliros mal. -Sé lo que digo. [Tomar a empeño el
contrariarme! Sí, a tiempo llega.]
(A los que bailan.) Muy bien, queridos míos.
-[Andad, sois un presumido.] Manteneos quieto, si no... -Más luces, más luces;
¡da vergüenza! -Os forzaré a estar tranquilo. [¡Vaya!
-Animación, queridos.]
TYBAL
La
paciencia que me imponen y la porfiada cólera que siento, en su encontrada
lucha, hacen temblar mi cuerpo. Me retiraré, pero esta intrusión que ahora
grata parece, se trocará en hiel amarga.
(Vase.)
ROMEO (a JULIETA.)
Si
mi indigna mano profana con su contacto este divino relicario, he aquí la dulce
expiación: ruborosos peregrinos, mis labios se hallan prontos a borrar con un
tierno beso la ruda impresión causada.
JULIETA
Buen peregrino, sois harto injusto con vuestra mano, que en lo hecho
muestra respetuosa devoción; pues las santas tienen manos que tocan las del
piadoso viajero y esta unión de palma con palma constituye un palmario y
sacrosanto beso.
ROMEO
¿No tienen labios las santas y los peregrinos también?
JULIETA
Sí, peregrino, labios que deben consagrar a
la oración.
ROMEO
¡Oh! Entonces, santa querida, permite que los labios hagan lo que las
manos. Pues ruegan, otórgales gracia para que la fe no se trueque en
desesperación.
JULIETA
Las santas permanecen inmóviles cuando otorgan su merced.
ROMEO
Pues no os mováis mientras recojo el fruto de mi oración. Por la
intercesión de vuestros labios, así, se ha borrado el pecado de los míos.
(La da un beso.)
JULIETA
Mis labios, en este caso, tienen el pecado que os quitaron.
ROMEO
¿Pecado de mis labios? ¡Oh, dulce reproche! Volvedme el pecado otra vez.
JULIETA
Sois docto en besar.
NODRIZA
Señora, vuestra madre quiere deciros una palabra.
ROMEO
¿Cuál es su madre?
NODRIZA
Sabedlo, joven, su madre es la dueña de la casa; una buena, discreta y
virtuosa señora.
Su hija, con quien hablabais, ha sido criada
por mí y os aseguro que el que le ponga la mano encima, tendrá los talegos.
ROMEO
¿Es una Capuleto? ¡Oh, cara acreencia! Mi vida es propiedad de mi enemiga.
[BENVOLIO
Vamos, salgamos; harta fiesta hemos tenido.
ROMEO
Sí, tal temo yo; mi tormento está en su colmo.]
PRIMER CAPULETO
Eh,
señores, no penséis en marcharos; va a servirse una humilde, ligera colación.
-¿Estáis en iros aún? Bien, entonces doy gracias a todos: gracias, nobles
hidalgos, buenas noches. -¡Más luces aquí! -Ea, vamos pues, a acostarnos. Ah,
querido, (al Segundo Capuleto) por mi honor, se hace tarde; voy a descansar.
(Vanse todos, menos JULIETA y la NODRIZA.)
JULIETA
Llégate acá, nodriza: ¿Quién es aquel caballero?
NODRIZA
El
hijo y heredero del viejo Tiberio.
JULIETA
¿Quién, el que pasa ahora el dintel de la puerta?
NODRIZA
Sí, ése es, me parece, el joven Petruchio.
JULIETA
El que le sigue, que no quiso bailar,
¿quién es?
NODRIZA
No
sé.
JULIETA
Anda, pregunta su nombre. -Si está casado, es probable que mi sepulcro
sea mi lecho nupcial.
NODRIZA
Se llama Romeo; es un Montesco, el hijo único de vuestro
gran enemigo.
JULIETA
¡Mi único amor
emanación de mi único odio! ¡Demasiado pronto lo he visto sin conocerle y le he
conocido demasiado tarde! Extraño destino de amor es, tener que amar a un
detestado enemigo.
Acto I- Escena V - (Salón
de la casa de Capuleto.) Romeo y Julieta-Shakespeare
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Banda sonora de la película
(1968):
Yo Sabía -
High School Musical [Argentina]
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