La ciencia es una aproximación general para la adquisición del conocimiento cuyos elementos son un conjunto sistemático de hechos empíricos que se hallan integrados u ordenados de una manera específica. Estudiar ayuda a crecer, la cultura ayuda a crecer, es por eso que el teatro y el cine exponen temas tan importantes abordadas en nuestra institución como lo son las Ciencias.Como institución educativa y equipo de trabajo en ciencias nos es relevante la idea de exponer a través del cine teatro contenidos científicos, motivando con ello a los alumnos de diversas instituciones de nivel primario de nuestra localidad, a impregnarse en diversos experimentos científicos junto a una proyección cinematográfica. Además, destacamos valores como el espíritu de equipo, el valor hacia el trabajo conjunto, la solidaridad, el compromiso y el valor por el esfuerzo propio y ajeno educando hacia el respeto y el buen uso de los diferentes lenguajes científicos.
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Ciencia Loca en acción
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Alumnos de la Escuela Arteaga nos acercaron su experiencia
LAS DOS PLUMAS MÁS GRANDES
SE FUERON JUNTAS HACE 400 AÑOS
Shakespeare y Cervantes, creadores de
cabecera de la literatura universal, el británico y el español, murieron el
mismo año. Con motivo a tan importante aniversario, Proyecto LEE(LECTURA EN ESPERA) invita
a realizar un recorrido virtual por dos obras cumbres de dichos autores:
·“El ingenioso hidalgo Don
Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes,es la
obra más destacada de la literatura española y una de las principales de la literatura
universal. El libro más traducido y editado luego de la Biblia.
·“Romeo y Julieta”, deWilliam
Shakespeare, se ha convertido en la historia de amor por antonomasia, y puede
afirmarse que su fama excede a la del mismo autor.
Idealista sale al mundo a deshacer agravios
El
Quijote narra la historia de un hidalgo manchego de unos cincuenta años,
denominado Alonso Quijano, que enloquece tras la excesiva lectura de libros de
caballerías. El protagonista llega a creer que las narraciones caballerescas
relatan sucesos reales. Adoptando el nombre de don Quijote, a lomos de su
caballo Rocinante, decide ponerse a imitar sus nobles hazañas
idealistas, las de sus héroes literarios, con el objetivo de “desfacer
agravios, enderezar entuertos y proteger doncellas”.
“Todo lo miraba
Sancho, admirado del ardimiento de su señor, y decía entre sí:
—Sin duda, este mi amo
es tan valiente y esforzado como él dice.
Estaba una hacha
ardiendo en el suelo, junto al primero que derribó la mula, a cuya luz le pudo
ver don Quijote, y, llegándose a él, le puso la punta del lanzón en el rostro,
diciéndole que se rindiese: si no, que le mataría. A lo cual respondió el
caído:
—Harto rendido estoy,
pues no me puedo mover, que tengo una pierna quebrada; suplico a vuestra merced,
si es caballero cristiano, que no me mate, que cometerá un gran sacrilegio, que
soy licenciado y tengo las primeras órdenes.
—Pues ¿quién diablos
os ha traído aquí —dijo don Quijote—, siendo hombre de Iglesia?
—¿Quién, señor? — replicó
el caído—. Mi desventura.
—Pues otra mayor os
amenaza —dijo don Quijote—, si no me satisfacéis a todo cuanto primero os
pregunté.
—Con facilidad será
vuestra merced satisfecho —respondió el licenciado—, y, así, sabrá vuestra
merced que, aunque denantes dije que yo era licenciado, no soy sino bachiller,
y llámome Alonso López; soy natural de Alcobendas; vengo de la ciudad de Baeza,
con otros once sacerdotes, que son los que huyeron con las hachas; vamos a la
ciudad de Segovia acompañando un cuerpo muerto que va en aquella litera, que es
de un caballero que murió en Baeza, donde fue depositado, y ahora, como digo,
llevábamos sus huesos a su sepultura, que está en Segovia, de donde es natural.
—¿Y quién le mató?
—preguntó don Quijote.
—Dios, por medio de
unas calenturas pestilentes que le dieron —respondió el bachiller.
—Desa suerte —dijo don
Quijote—, quitado me ha Nuestro Señor del trabajo que había de tomar en vengar
su muerte, si otro alguno le hubiera muerto; pero, habiéndole muerto quien le
mató, no hay sino callar y encoger los hombros, porque lo mesmo hiciera si a mí
mismo me matara. Y quiero que sepa vuestra reverencia que yo soy un caballero
de la Mancha llamado don Quijote, y es mi oficio y ejercicio andar por el
mundo enderezando tuertos y desfaciendo agravios.
—No sé cómo pueda ser
eso de enderezar tuertos —dijo el bachiller—, pues a mí de derecho me habéis
vuelto tuerto, dejándome una pierna quebrada, la cual no se verá derecha en
todos los días de su vida; y el agravio que en mí habéis deshecho ha sido
dejarme agraviado de manera que me quedaré agraviado para siempre; y harta
desventura ha sido topar con vos que vais buscando aventuras.
—No todas las cosas
—respondió don Quijote— suceden de un mismo modo. El daño estuvo, señor
bachiller Alonso López, en venir como veníades, de noche, vestidos con aquellas
sobrepellices, con las hachas encendidas, rezando, cubiertos de luto, que
propiamente semejábades cosa mala y del otro mundo; y, así, yo no pude dejar de
cumplir con mi obligación acometiéndoos, y os acometiera aunque verdaderamente
supiera que érades los mesmos satanases del infierno, que por tales os juzgué y
tuve siempre.
—Ya que así lo ha
querido mi suerte —dijo el bachiller—, suplico a vuestra merced, señor
caballero andante que tan mala andanza me ha dado, me ayude a salir de debajo
desta mula, que me tiene tomada una pierna entre el estribo y la silla.”
La famosa expresión ‘Ladran,
Sancho, señal que cabalgamos’ es ampliamente utilizada para señalar que
algo o alguien avanza a pesar de las críticas, los impedimentos y los problemas
que se le pueden ir presentando.
Durante muchísimo tiempo se tuvo la certeza de que
dicha expresión había sido extraída de la obra Don Quijote de la Mancha, pero
en ninguna de sus dos partes aparece referencia alguna. Ni tan siquiera algo
que pueda asemejarse.
Todo parece suponer que fue el hecho de que esté
incorporado el nombre de Sancho (fiel escudero del Hidalgo don Quijote) lo que
hizo pensar que la frase pertenecía a la obra de Cervantes escrita a principios
del siglo XVII.
La mayoría de expertos señalan que la primera
constancia escrita de una expresión similar, y que podría haber dado origen a
esta, fue obra del poeta alemán Johann Wolfgang von Goethe, quien en 1808
publicó el poema titulado ‘Ladran’ (Kläffer), el cual decía:
En busca de fortuna y de
placeres
Más siempre atrás nos ladran,
Ladran con fuerza…
Quisieran los perros del potrero
Por siempre acompañarnos
Pero sus estridentes ladridos
Sólo son señal de que cabalgamos.
Todo parece ser que fue de este poema de dónde sacó
(casi un siglo después) Rubén Darío la inspiración para acuñar una expresión
que solía decir cuando era criticado debido al mestizaje de su origen. Dicha
expresión no traía incorporado el nombre de Sancho, pero lo que no se sabe es
porqué el poeta nicaragüense se lo añadió: ‘Si los perros ladran, Sancho, es
señal que cabalgamos’
Alguna fuente indica que hay una un proverbio
turco, más antiguo que el poema de Goethe (aunque no se indica de cuándo es) y
que dice ‘Los
perros ladran, pero la caravana avanza’.
LAS DOS PLUMAS MÁS GRANDES
SE FUERON JUNTAS HACE 400 AÑOS
Shakespeare y Cervantes, creadores de
cabecera de la literatura universal, el británico y el español, murieron el
mismo año. Con motivo a tan importante aniversario, Proyecto LEE(LECTURA EN ESPERA) invita
a realizar un recorrido virtual por dos obras cumbres de dichos autores:
·“El ingenioso hidalgo Don
Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes,es la
obra más destacada de la literatura española y una de las principales de la literatura
universal. El libro más traducido y editado luego de la Biblia.
·“Romeo y Julieta”, deWilliam
Shakespeare, se ha convertido en la historia de amor por antonomasia, y puede
afirmarse que su fama excede a la del mismo autor.
Si lees mucho puedes enloquecer
Así
le ocurrió a este pobre hombre... ¿Lo
has leído? Seguro que sí. El protagonista, Alonso Quijano, se volvió loco por
leer demasiado:
"Del
poco dormir y del mucho leer se le secó el cerebro, de manera que vino a perder
el juicio.”
“Es,
pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso —que
eran los más del año—se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y
gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza y aun la
administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto,
que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de
caballerías en que leer, y, así, llevó a su casa todos cuantos pudo haber
dellos; y, de todos, ningunos le parecían tan bien como los que compuso el
famoso Feliciano de Silva, porque la claridad de su prosa y aquellas intricadas
razones suyas le parecían de perlas, y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros
y cartas de desafíos, donde en muchas partes hallaba escrito: «La razón de la sinrazón
que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo
de la vuestra fermosura». Y también cuando leía: «Los altos cielos que de
vuestra divinidad divinamente con las estrellas os fortifican y os hacen
merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza...»
Con estas razones perdía el pobre caballero
el juicio, y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido, que no se
lo sacara ni las entendiera el mesmo Aristóteles, si resucitara para solo ello.
No estaba muy bien con las heridas que don Belianís daba y recibía, porque se
imaginaba que, por grandes maestros que le hubiesen curado, no dejaría de tener
el rostro y todo el cuerpo lleno de cicatrices y señales. Pero, con todo,
alababa en su autor aquel acabar su libro con la promesa de aquella inacabable
aventura, y muchas veces le vino deseo de tomar la pluma y dalle fin al pie de
la letra como allí se promete; y sin duda alguna lo hiciera, y aun saliera con
ello, si otros mayores y continuos pensamientos no se lo estorbaran. Tuvo
muchas veces competencia con el cura de su lugar —que era hombre docto,
graduado en Cigüenza— sobre cuál había sido mejor caballero: Palmerín de
Ingalaterra o Amadís de Gaula; mas maese Nicolás, barbero del mesmo pueblo,
decía que ninguno llegaba al Caballero del Febo, y que si alguno se le podía
comparar era don Galaor, hermano de Amadís de Gaula, porque tenía muy acomodada
condición para todo, que no era caballero melindroso, ni tan llorón como su
hermano, y que en lo de la valentía no le iba en zaga.
En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura,
que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en
turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro de manera
que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en
los libros, así de encantamientos como de pendencias, batallas, desafíos,
heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de
tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas
soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en
el mundo.”
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha es una obra humorística, satirizando las novelas de
caballería, pero también tiene mucha crítica social. Las largas
conversaciones entre don Quijote y Sancho Panza han dado lugar a muchos de los refranes
que aún usamos en la actualidad. Aquí hay algunas de sus citas más famosas de
Don Quijote.
"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero
acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en
astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor".
Parte 1, Capítulo 1
"En efecto, rematado ya
su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el
mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su
honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante. . ."
Parte 1, Capítulo 1
"Yo sé quién
soy--respondió don Quijote--, y sé que puedo ser no sólo los que he dicho, sino
todos los doce Pares de Francia, y aun todos los nueve de la Fama, pues a todas
las hazañas que ellos todos juntos y cada uno por sí hicieron, se aventajarán
las mías." Parte
1, Capítulo 5
"Señor, una golondrina
sola no hace verano." Parte 1, Capítulo 13
"Aunque bien sé que no
hay hechizos en el mundo que puedan mover y forzar la voluntad, como algunos
simples piensan; que es libre nuestro albedrío, y no hay yerba ni encanto que
le fuerce." Parte 1, Capítulo 22
"Cuanto más, que
desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano." Parte
1, Capítulo 25
"Cada uno es hijo de
sus obras." Parte 1, Capítulo 47
"No hay libro tan
malo--dijo el bachiller-- que no tiene algo bueno." Parte
2, Capítulo 3
"Cada uno es como Dios
le hizo y aun peor muchas veces." Parte 2, Capítulo 4
"Este mi amo, por mil
señales, he visto que es un loco de atar, y aun también yo no le quedo en zaga,
pues soy más mentecato que él, pues le sigo y le sirvo, si es verdadero el refrán
que dice: 'Dime con quién andas, decirte he quién eres', y el otro de 'No con
quien naces, sino con quien paces'." Parte 2, Capítulo 10
"No comas ajos ni
cebollas, porque no saquen por el olor tu villanería. Anda despacio; habla con
reposo; pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda
afectación es mala. Come poco y cena más poco; que la salud de todo el cuerpo
se fragua en la oficina del estómago. Sé templado en el beber, considerando que
el vino demasiado ni guarda secreto, ni cumple palabra. Ten cuenta, Sancho, de
no mascar a dos carrillos, ni de eructar delante de nadie." Parte
2, Capítulo 43
"La libertad, Sancho,
es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella
no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por
la libertad, así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el
contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres." Parte
2, Capítulo 58
"Entre los pecados
mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo
digo que es el desagradecimiento." Parte 2, Capítulo 58
"Advierte, Sancho--dijo
don Quijote--, que el amor ni mira respectos ni guarda términos de razón en sus
discursos, y tiene la misma condición que la muerte: que así acomete los altos
alcázares de los reyes como las humildes chozas de los pastores, y cuando toma
entera posesión de una alma, lo primero que hace es quitarle el temor y la
vergüenza." Parte 2, Capítulo 58
"El que hoy cae, puede
levantarse mañana." Parte 2, Capítulo 65