PROYECTO CULTURAL DE PROMOCIÓN DE LECTURA LITERARIA
“… un tango puede escribirse con
un dedo, pero con el alma, porque un tango es la intimidad que se esconde y es
el grito que se levanta airado, desnudo… Un tango está en el aire como el aire,
está en el vuelo curvo de los pájaros, en la esquina distante y en la pared
descascarada que muestra una llaga de ladrillos…”
Enrique Santo Discépolo (Texto
inédito)
Es
el fenómeno más asombroso que se haya dado en el baile popular. Desde su mismo origen no fue percibido como lo
que en realidad era: una genuina creación de la clase baja, producto del hibridaje
y de las oleadas inmigratorias llegadas al puerto de Buenos Aires entre finales
del siglo XIX y comienzos del XX. Su historia es una parábola singular que va de
las entrañas del pueblo a los libros y a las conversaciones de los
intelectuales; de humildes cafés suburbanos y academias de baile al mismísimo
Teatro Colón. Una vez que fue legitimado en París, la clase alta argentina lo
adoptó. Pero este controvertido baile ha sido sucesivamente reprobado,
ensalzado, satirizado y analizado.
Origen híbrido,
sentimiento triste que se baila, lágrima de bandoneón, noche y cabaret… el tango hace
metafísica sin saberlo y sus letras son un verdadero espejo en el que mirarnos
y, al mismo tiempo, un refugio donde en ocasiones hallamos consuelo y sabiduría
de vida.
¿Por
qué tiene tanta repercusión en la literatura? Tal vez porque hoy, a la distancia,
podemos intuir la universalidad y
eternidad de su esencia.
Por
eso, cada “dos
por cuatro”, UN PASO UN TANGO.
UNO
Uno
es un tango de 1943 con letra de Enrique Santos Discépolo y música de Mariano
Mores que ha sido interpretado y grabado por numerosas orquestas en todo el
mundo.
Uno,
busca lleno de esperanzas
el
camino que los sueños
prometieron
a sus ansias...
Sabe
que la lucha es cruel
y es
mucha, pero lucha y se desangra
por la
fe que lo empecina...
Uno va
arrastrándose entre espinas
y en
su afán de dar su amor,
sufre
y se destroza hasta entender:
que
uno se ha quedao sin corazón...
Precio
de castigo que uno entrega
por un
beso que no llega
a un
amor que lo engañó...
¡Vacío
ya de amar y de llorar
tanta
traición!
Si yo
tuviera el corazón...
(¡El
corazón que di!...)
Si yo
pudiera como ayer
querer
sin presentir...
Es
posible que a tus ojos
que me
gritan tu cariño
los
cerrara con mis besos...
Sin
pensar que eran como esos
otros
ojos, los perversos,
los
que hundieron mi vivir.
Si yo
tuviera el corazón...
(¡El
mismo que perdí!...)
Si
olvidara a la que ayer
lo
destrozó y... pudiera amarte.
me
abrazaría a tu ilusión
para
llorar tu amor...
Pero,
Dios, te trajo a mi destino
sin
pensar que ya es muy tarde
y no
sabré cómo quererte...
Déjame
que llore
como
aquel que sufre en vida
la
tortura de llorar su propia muerte...
Pura
como sos, habrías salvado
mi
esperanza con tu amor...
Uno
está tan solo en su dolor...
Uno
está tan ciego en su penar...
Pero
un frío cruel
que es
peor que el odio
-punto
muerto de las almas-
tumba
horrenda de mi amor,
¡maldijo
para siempre y me robó...
UN PASO UN TANGO
también en Más Poesía Por Favor
Si yo tuviera un corazón
Yira yira interpretado por Edmundo Rivero
también en Más Poesía Por Favor
Si yo tuviera un corazón
La
gestación de Uno fue larga, ya que se compuso primero la música, mientras que
la letra demandó casi tres años más. Mores le entregó a Enrique Santos
Discépolo la partitura de la música de un tango romanza llamado «Cigarrillos en
la oscuridad», proponiéndole que le pusiera letra. Discépolo, quien era ya un
escritor y autor reconocido, la recibió y llevó sin hacer ningún compromiso con
Mores. Así lo relató el compositor: “Durante unos meses, le pregunté sobre el
tango. Cada vez me contestaba que estaba escribiendo la letra. Pero pasaba el
tiempo y no había novedades. Y como yo lo quería como amigo y había llegado a
sospechar que en realidad la música no le gustaba, decidí privilegiar la
amistad y para evitar incomodidades no mencioné más el asunto. Un buen día,
casi tres años más tarde, me sorprendió con la letra terminada.”
El
tango llevaba por título «Si yo tuviera un corazón». Lo estrenó Tania en abril
de 1943 en el teatro Astral, como una de las canciones de La revista loca, e
inmediatamente después lo grabaron otros cantantes como Carlos Roldán con la
orquesta de Francisco Canaro, Alberto Marino con la orquesta de Aníbal Troilo,
Héctor Mauré con Juan D’Arienzo y Oscar Serpa con Osvaldo Fresedo.Tuvo gran
éxito. Debido a que el público lo solicitaba a la orquesta de Mores diciendo:
«¡¡Tocá Uno..!! ¡¡tocá Uno...!!» finalmente se acordó con Discépolo cambiarle
el nombre original del tango por el de Uno. Así se registró y se conoce en el
presente.
Uno interpretado por Julio Sosa
Enrique
Santos Discépolo (1901 - 1951) fue un compositor, músico, dramaturgo y cineasta
argentino. También era conocido como Discepolín. Su hermano, Armando Discépolo,
fue director teatral y dramaturgo. Discépolo es recordado especialmente por
componer varios de los llamados «tangos fundamentales»,o «tangos de oro», entre
los que destacan: Yira, yira (1929), Cambalache (1934) y Cafetín de
Buenos Aires (1948)
Cambalache interpretado por Adriana Varela
Cafetín de Buenos Aires interpretado por Roberto Goyeneche
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