UN PASO UN TANGO

miércoles, 23 de octubre de 2019

UNO



PROYECTO CULTURAL DE PROMOCIÓN DE LECTURA LITERARIA
“… un tango puede escribirse con un dedo, pero con el alma, porque un tango es la intimidad que se esconde y es el grito que se levanta airado, desnudo… Un tango está en el aire como el aire, está en el vuelo curvo de los pájaros, en la esquina distante y en la pared descascarada que muestra una llaga de ladrillos…”
                          Enrique Santo Discépolo (Texto inédito)


Es el fenómeno más asombroso que se haya dado en el baile popular. Desde su mismo origen no fue percibido como lo que en realidad era: una genuina creación de la clase baja, producto del hibridaje y de las oleadas inmigratorias llegadas al puerto de Buenos Aires entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. Su historia es una parábola singular que va de las entrañas del pueblo a los libros y a las conversaciones de los intelectuales; de humildes cafés suburbanos y academias de baile al mismísimo Teatro Colón. Una vez que fue legitimado en París, la clase alta argentina lo adoptó. Pero este controvertido baile ha sido sucesivamente reprobado, ensalzado, satirizado y analizado.
Origen híbrido, sentimiento triste que se baila, lágrima de bandoneón, noche y cabaret  el tango hace metafísica sin saberlo y sus letras son un verdadero espejo en el que mirarnos y, al mismo tiempo, un refugio donde en ocasiones hallamos consuelo y sabiduría de vida.
¿Por qué tiene tanta repercusión en la literatura? Tal vez porque hoy, a la distancia, podemos intuir la   universalidad y eternidad de su esencia.
Por eso, cada “dos por cuatro”, UN PASO UN TANGO.
                UNO
Uno es un tango de 1943 con letra de Enrique Santos Discépolo y música de Mariano Mores que ha sido interpretado y grabado por numerosas orquestas en todo el mundo.



Uno, busca lleno de esperanzas
el camino que los sueños
prometieron a sus ansias...
Sabe que la lucha es cruel
y es mucha, pero lucha y se desangra
por la fe que lo empecina...
Uno va arrastrándose entre espinas
y en su afán de dar su amor,
sufre y se destroza hasta entender:
que uno se ha quedao sin corazón...
Precio de castigo que uno entrega
por un beso que no llega
a un amor que lo engañó...
¡Vacío ya de amar y de llorar
tanta traición!
Si yo tuviera el corazón...
(¡El corazón que di!...)
Si yo pudiera como ayer
querer sin presentir...
Es posible que a tus ojos
que me gritan tu cariño
los cerrara con mis besos...
Sin pensar que eran como esos
otros ojos, los perversos,
los que hundieron mi vivir.
Si yo tuviera el corazón...
(¡El mismo que perdí!...)
Si olvidara a la que ayer
lo destrozó y... pudiera amarte.
me abrazaría a tu ilusión
para llorar tu amor...
Pero, Dios, te trajo a mi destino
sin pensar que ya es muy tarde
y no sabré cómo quererte...
Déjame que llore
como aquel que sufre en vida
la tortura de llorar su propia muerte...
Pura como sos, habrías salvado
mi esperanza con tu amor...
Uno está tan solo en su dolor...
Uno está tan ciego en su penar...
Pero un frío cruel
que es peor que el odio
-punto muerto de las almas-
tumba horrenda de mi amor,
¡maldijo para siempre y me robó...
toda ilusión!...




UN PASO UN TANGO
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Si yo tuviera un corazón
La gestación de Uno fue larga, ya que se compuso primero la música, mientras que la letra demandó casi tres años más. Mores le entregó a Enrique Santos Discépolo la partitura de la música de un tango romanza llamado «Cigarrillos en la oscuridad», proponiéndole que le pusiera letra. Discépolo, quien era ya un escritor y autor reconocido, la recibió y llevó sin hacer ningún compromiso con Mores. Así lo relató el compositor: “Durante unos meses, le pregunté sobre el tango. Cada vez me contestaba que estaba escribiendo la letra. Pero pasaba el tiempo y no había novedades. Y como yo lo quería como amigo y había llegado a sospechar que en realidad la música no le gustaba, decidí privilegiar la amistad y para evitar incomodidades no mencioné más el asunto. Un buen día, casi tres años más tarde, me sorprendió con la letra terminada.”

El tango llevaba por título «Si yo tuviera un corazón».​ Lo estrenó Tania en abril de 1943 en el teatro Astral, como una de las canciones de La revista loca, e inmediatamente después lo grabaron otros cantantes como Carlos Roldán con la orquesta de Francisco Canaro, Alberto Marino con la orquesta de Aníbal Troilo, Héctor Mauré con Juan D’Arienzo y Oscar Serpa con Osvaldo Fresedo.Tuvo gran éxito. Debido a que el público lo solicitaba a la orquesta de Mores diciendo: «¡¡Tocá Uno..!! ¡¡tocá Uno...!!» finalmente se acordó con Discépolo cambiarle el nombre original del tango por el de Uno. Así se registró y se conoce en el presente.
Uno interpretado por Julio Sosa



Enrique Santos Discépolo (1901 - 1951) fue un compositor, músico, dramaturgo y cineasta argentino. También era conocido como Discepolín. Su hermano, Armando Discépolo, fue director teatral y dramaturgo. Discépolo es recordado especialmente por componer varios de los llamados «tangos fundamentales»,o «tangos de oro», entre los que destacan: Yira, yira (1929), Cambalache (1934) y Cafetín de Buenos Aires (1948)
                                      Yira yira interpretado por Edmundo Rivero


Cambalache interpretado por Adriana Varela


Cafetín de Buenos Aires interpretado por Roberto Goyeneche


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