UN PASO UN TANGO

viernes, 16 de septiembre de 2016

Extraño destino de amor, tener que amar a un detestado enemigo

   
LAS DOS PLUMAS MÁS GRANDES  SE FUERON JUNTAS HACE 400 AÑOS
Shakespeare y Cervantes, creadores de cabecera de la literatura universal, el británico y el español, murieron el mismo año. Con motivo a tan importante aniversario, Proyecto LEE (LECTURA EN ESPERA) invita a realizar un recorrido virtual por dos obras cumbres de dichos autores:
·         “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes, es la obra más destacada de la literatura española y una de las principales de la literatura universal. El libro más traducido y editado luego de la Biblia.
·         “Romeo y Julieta”, de William Shakespeare, se ha convertido en la historia de amor por antonomasia, y puede afirmarse que su fama excede a la del mismo autor.

Extraño destino de amor, tener que amar a un detestado enemigo
De pronto Romeo ve a Julieta sintiendo en su corazón la llama inextinguible del amor. El joven se acerca ignorando que la niña es una Capuleto, de quién un mar de sangre lo separa.

(Salón de la casa de Capuleto.) […]   
(Entran CAPULETO, seguido de JULIETA y otros de la casa, mezclados con los convidados y los máscaras.)
CAPULETO
     ¡Bienvenidos, señores! Las damas que libres de callos tengan los pies, os tomarán un rato por su cuenta. -¡Ah, ah, señoras mías! ¿Quién de todas vosotras se negará en este instante a bailar? La que se haga la desdeñosa, juraré que tiene callos. ¿Toco en lo sensible?
-¡Bienvenidos, caballeros! [Tiempo recuerdo en que también me enmascaraba y en que podía cuchichear al oído de una bella dama esas historias que agradan. -Ya esa época pasó, ya pasó, ya pasó. -¡Salud, señores! -Ea, músicos, tocad. ¡Abrid, abrid, haced espacio!
Lanzaos en él, muchachas.
 
(Tocan los músicos y se baila.)]
 
     Eh, tunantes, más luces; doblad esas hojas y apagad el fuego: la pieza se calienta demasiado. -Ah, querido, esta imprevista diversión viene oportunamente. Sí, sí, sentaos, sentaos, buen primo Capuleto; pues vos y yo hemos pasado nuestro tiempo de baile.
¿Cuánto hace de la última vez que nos enmascaramos?
SEGUNDO CAPULETO
      Por la Virgen, hace treinta arios.
PRIMER CAPULETO
     ¡Qué, hombre! No hace tanto, no hace tanto: fue en las bodas de Lucencio. Venga cuando quiera la fiesta de Pentecostés, el día que llegue hará sobre veinte y cinco años que nos disfrazamos.
SEGUNDO CAPULETO    
       Hace más, hace más: Su hijo es más viejo, tiene treinta años.
 PRIMER CAPULETO
     ¿Me decís eso a mí? Ahora dos era, él menor de edad.
ROMEO
     ¿Qué dama es ésa que honra la mano de aquel caballero?
[CRIADO
     No sé, señor.]
ROMEO
     ¡Oh! Para brillar, las antorchas toman ejemplo de su belleza se destaca de la frente de la noche, cual el brillante de la negra oreja de un etiope. ¡Belleza demasiado -valiosa para ser adquirida, demasiado exquisita para la tierra! Como blanca paloma en medio de una bandada de cuervos, así aparece esa joven entre sus compañeras. Cuando pare la orquesta estaré al tanto del asiento que toma y daré a mi ruda mano la dicha de tocar la suya. ¿Ha amado antes de ahora mi corazón? No, juradlo, ojos míos; pues nunca, hasta esta noche, vísteis la belleza verdadera. 
TYBAL
     Éste, por la voz, debe ser un Montesco. -Muchacho, tráeme acá mi espada. -¡Cómo!
¿Osa el miserable venir a esta fiesta, cubierto con un grosero antifaz, para hacer mofa y escarnio en ella? Por la nobleza y renombre de mi estirpe no tomo a crimen el matarle.
PRIMER CAPULETO
     ¡Eh! ¿Qué hay, sobrino? ¿Por qué, estalláis así?
TYBAL
    Tío, ese hombre es un Montesco, un enemigo nuestro, un vil que se ha entrometido esta noche aquí para escarnecer nuestra fiesta.
PRIMER CAPULETO
     ¿Es el joven Romeo?
TYBAL
     El mismo, ese miserable Romeo.
PRIMER CAPULETO
     [Modérate, buen sobrino, déjale en paz; se conduce como un cortés hidalgo y, a decir verdad, Verona le pondera como un joven virtuoso y de excelente educación. Por todos los tesoros de esta ciudad no quisiera que aquí, en mi casa, se le infiriese insulto. Cálmate pues, no hagas en él reparo, ésta es mi voluntad; si la respetas, muestra un semblante amigo, depón ese aire feroz, que sienta mal en una fiesta.
TYBAL
     Bien viene cuando un miserable semejante se tiene por huésped. No le aguantaré.
PRIMER CAPULETO
     Le aguantaréis, digo que sí. ¡Qué! ¡Señor chiquillo! Idos a pasear. ¿Quién de los dos manda aquí? Idos a pasear. ¿No le aguantaréis? Dios me perdone. ¡Queréis armar bullanga entre mis convidados! ¡Hacer de gallo en tonel! ¡Hacer el hombre!
TYBAL
     Pero, tío, es una vergüenza.
PRIMER CAPULETO
     A paseo, a paseo, sois un joven impertinente. -¿Pensáis eso de veras? Tal despropósito podría saliros mal. -Sé lo que digo. [Tomar a empeño el contrariarme! Sí, a tiempo llega.]
(A los que bailan.) Muy bien, queridos míos. -[Andad, sois un presumido.] Manteneos quieto, si no... -Más luces, más luces; ¡da vergüenza! -Os forzaré a estar tranquilo. [¡Vaya!
-Animación, queridos.]
TYBAL
     La paciencia que me imponen y la porfiada cólera que siento, en su encontrada lucha, hacen temblar mi cuerpo. Me retiraré, pero esta intrusión que ahora grata parece, se trocará en hiel amarga.
(Vase.)
 
ROMEO (a JULIETA.)
    Si mi indigna mano profana con su contacto este divino relicario, he aquí la dulce expiación: ruborosos peregrinos, mis labios se hallan prontos a borrar con un tierno beso la ruda impresión causada.
JULIETA
    Buen peregrino, sois harto injusto con vuestra mano, que en lo hecho muestra respetuosa devoción; pues las santas tienen manos que tocan las del piadoso viajero y esta unión de palma con palma constituye un palmario y sacrosanto beso. 
ROMEO
    ¿No tienen labios las santas y los peregrinos también?
JULIETA
    Sí, peregrino, labios que deben consagrar a la oración.
ROMEO
     ¡Oh! Entonces, santa querida, permite que los labios hagan lo que las manos. Pues ruegan, otórgales gracia para que la fe no se trueque en desesperación.
JULIETA
     Las santas permanecen inmóviles cuando otorgan su merced.
ROMEO
     Pues no os mováis mientras recojo el fruto de mi oración. Por la intercesión de vuestros labios, así, se ha borrado el pecado de los míos.
(La da un beso.)
JULIETA
     Mis labios, en este caso, tienen el pecado que os quitaron.
ROMEO
     ¿Pecado de mis labios? ¡Oh, dulce reproche! Volvedme el pecado otra vez.
JULIETA
     Sois docto en besar.
NODRIZA
     Señora, vuestra madre quiere deciros una palabra.
ROMEO
     ¿Cuál es su madre?
NODRIZA
     Sabedlo, joven, su madre es la dueña de la casa; una buena, discreta y virtuosa señora.
Su hija, con quien hablabais, ha sido criada por mí y os aseguro que el que le ponga la mano encima, tendrá los talegos.
ROMEO
     ¿Es una Capuleto? ¡Oh, cara acreencia! Mi vida es propiedad de mi enemiga.
[BENVOLIO
     Vamos, salgamos; harta fiesta hemos tenido.
ROMEO
     Sí, tal temo yo; mi tormento está en su colmo.]
PRIMER CAPULETO
 Eh, señores, no penséis en marcharos; va a servirse una humilde, ligera colación. -¿Estáis en iros aún? Bien, entonces doy gracias a todos: gracias, nobles hidalgos, buenas noches. -¡Más luces aquí! -Ea, vamos pues, a acostarnos. Ah, querido, (al Segundo Capuleto) por mi honor, se hace tarde; voy a descansar.
(Vanse todos, menos JULIETA y la NODRIZA.)
  JULIETA
     Llégate acá, nodriza: ¿Quién es aquel caballero?
NODRIZA
     El hijo y heredero del viejo Tiberio.
JULIETA
     ¿Quién, el que pasa ahora el dintel de la puerta?
NODRIZA
     Sí, ése es, me parece, el joven Petruchio.
JULIETA   
     El que le sigue, que no quiso bailar, ¿quién es?
 NODRIZA
     No sé.
JULIETA
     Anda, pregunta su nombre. -Si está casado, es probable que mi sepulcro sea mi lecho nupcial.
NODRIZA
     Se llama Romeo; es un Montesco, el hijo único de vuestro gran enemigo.
JULIETA
    ¡Mi único amor emanación de mi único odio! ¡Demasiado pronto lo he visto sin conocerle y le he conocido demasiado tarde! Extraño destino de amor es, tener que amar a un detestado enemigo.

Acto I- Escena V - (Salón de la casa de Capuleto.) Romeo y Julieta-Shakespeare

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Banda sonora de la película (1968):


Yo Sabía - High School Musical [Argentina]

jueves, 8 de septiembre de 2016

No hay cerca capaz de atajar al amor



LAS DOS PLUMAS MÁS GRANDES  SE FUERON JUNTAS HACE 400 AÑOS

Shakespeare y Cervantes, creadores de cabecera de la literatura universal, el británico y el español, murieron el mismo año. Con motivo a tan importante aniversario, Proyecto LEE (LECTURA EN ESPERA) invita a realizar un recorrido virtual por dos obras cumbres de dichos autores:

·         “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes, es la obra más destacada de la literatura española y una de las principales de la literatura universal. El libro más traducido y editado luego de la Biblia.

·         “Romeo y Julieta”, de William Shakespeare, se ha convertido en la historia de amor por antonomasia, y puede afirmarse que su fama excede a la del mismo autor.

No hay cerca capaz de atajar al amor

“Romeo: ¡Qué bien hace escarnio del dolor ajeno quien jamás ha sentido dolores...! (Julieta frente a la ventana). ¿Pero qué luz se deja ver allí? ¿Es el sol que sale ya por los balcones de levante? Sal, hermoso sol, y mata de envidia con tus rayos a la luna, que está pálida y ojerosa porque vence tu hermosura cualquier ninfa de tu coro. Por esa razón viste de color amarillo. ¡Qué terco es quien se arree con sus galas marchitas! ¡Es mi vida, es amor el que aparece! ¿Cómo podría yo decirle que es señora de mi alma? Nada me dijo. Sin embargo ¿qué importa? Sus ojos hablarán, y yo contestaré. ¡No obstante qué atrevimiento el mío, si no me dijo nada! Los dos más bellos luminares del cielo le ruegan que los reemplace durante su ausencia. Si sus ojos relumbraran como astros en el cielo, su luz sería suficiente para ahogar los restantes como el fulgor del sol mata el de una antorcha. ¡Tal cascada de luz manaría de sus ojos, que haría despertar a las aves a medianoche, y corear su canción como si hubiese llegado el alba! Ahora coloca la mano en la mejilla. ¿Quién pudiera tocarla como el guante que la cubre?

Julieta: ¡Pobre de mí!

Romeo: ¡Habló! Siento de nuevo su voz. ¡Ángel de amores que en medio de la noche te me apareces, como emisario de los cielos a la asombrada vista de los mortales, que deslumbrados te observan cruzar con vuelo muy rápido las esferas, y mecerse en las alas de las nubes!

Julieta: ¡Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? ¿Por qué no renuncias al nombre de tus padres? Y si careces de valor para tanto, ámame, y no me tendré por Capuleto.

Romeo: ¿Qué debo hacer, continúo escuchándola o hablo?

Julieta: Acaso no eres tú mi enemigo. Es el nombre de Montesco, que llevas. ¿Y qué quiere decir Montesco? No es pie ni mano ni brazo ni rostro ni fragmento de la naturaleza humana. ¿Por qué no tomas otro nombre? La rosa no dejaría de ser rosa, tampoco dejaría de esparcir su aroma, aunque se llamara de otra manera. Asimismo mi adorado Romeo, pese a que tuviera otro nombre, conservaría todas las buenas cualidades de su alma, que no las tiene por herencia. Deja tu nombre, Romeo, y a cambio de tu nombre que no es cosa esencial, toma toda mi alma.

Romeo: Si de tu palabra me adueño, llámame tu amante, e imaginaré que me he bautizado otra vez y que he perdido el nombre de Romeo.

Julieta: ¿Y quién eres tú que, en medio de la oscuridad de la noche vienes a sorprender mis secretos?

Romeo: No sé de cierto mi nombre, debido a que tú detestas ese nombre, amada mía, y si yo pudiera lo extirparía de mi pecho.

Julieta: Contadas expresiones he oído de esa boca, no obstante te reconozco. ¿No eres Romeo? ¿No eres de los Montescos?

Romeo: No seré ni una cosa ni otra, ángel mío, si cualquiera de las dos te molesta.

Julieta: ¿Cómo has llegado hasta este sitio, y cuál es tu propósito? Los muros de esta puerta son altos y no se pueden escalar; aquí podrías encontrar la muerte, siendo quien eres, si alguno de mis familiares te encontrara.

Romeo: Con las ligeras alas de Cupido he franqueado estos muros; pues no hay cerca capaz de atajar al amor: Todo lo que éste puede hacer lo osa. Tus parientes, en tal virtud, no son obstáculo para mí.

Julieta: Te matarán si te encuentran aquí.

Romeo: Diosa mía, tus ojos son más homicidas que las espadas de veinte familiares tuyos. Obsérvame sin enfado, y mi cuerpo se hará invencible.

Julieta: Daría un mundo porque no te hallaran.

Romeo: El velo lúgubre de la noche me protege de ellos. Sin embargo deseo morir a costa de sus manos, amándome tú, que eludiéndolos y salvarme de ellos, cuando me falte tu amor.

Julieta: ¿Y quién te condujo hasta aquí?

Romeo: El amor me dijo dónde vivías. Él me aconsejó; guió mis ojos que yo le había entregado. Sin ser nauchero, te juro que navegaría hasta la playa más lejana para enamorar joya tan estimada.

Julieta: Si no me cubriera el manto de la noche, el rubor de virgen invadiría mis mejillas, rememorando las palabras que en esta noche me has escuchado. Inútilmente quisiera corregirlas o desmentirlas... ¡Resistencias inútiles! ¿Me amas? Tengo la seguridad de que responderás que sí, y yo lo creeré. No obstante, podrías olvidar tu promesa, porque comentan que Jove se ríe de las deslealtades de los amantes. Si me amas en verdad, Romeo, manifiéstalo con franqueza, y si piensas que soy fácil y me rindo a la primera súplica, dímelo también, para que me ponga huraña y enfadada, y así debas suplicarme. Te quiero mucho, Montesco, mucho, y no creas que soy ordinaria, antes he de ser más firme y constante que aquellas que parecen altaneras debido a que son astutas. Te confesaré que más fingimiento hubiera guardado contigo, si no me hubieras escuchado aquellas palabras que, sin pensarlo yo, demostraron toda la pasión de mi corazón. Perdóname, y no juzgues como ligereza este rendirme tan pronto. La soledad de la noche lo ha provocado.

Romeo: Te juro, amada mía, por los rayos de la luna que bañan la copa de estos árboles...

Julieta: No jures por la luna, que en su veloz desplazamiento cambia de apariencia cada mes. No vayas a copiar su inconstancia.

Romeo: ¿Entonces, por quién juraré?

Julieta: No expreses ningún juramento. Si acaso, jura por ti mismo, por tu persona que es el dios que adoro y en quien he de creer.

Romeo: ¡Ojalá que la hoguera de mi amor...!

Julieta: No jures. Aunque estoy muy alegre de verte, esta noche no quiero escuchar esos juramentos que parecen violentos y muy rápidos. Se parecen al rayo que se apaga, apenas surge. Márchate ahora; tal vez cuando regreses haya llegado a abrirse, excitado por las brisas del verano, el capullo de esta flor. Adiós, ¡y ojalá excite tu pecho en tan dulce calma como el mío!

Romeo: ¿Y solamente me das ese consuelo?

Julieta: ¿Y qué otro puedo ofrecerte esta noche?

Romeo: Tu fe por la mía.

Julieta: Te la di antes de que tú me la pidieras. Lo que lamento es no poder dártela de nuevo.

Romeo: ¿Pues qué? ¿De nuevo deseas quitármela?

Julieta: Sí, para ofrecértela de nuevo, pese a que esto fuera avaricia de un bien que ya poseo. No obstante mi anhelo de ofrecértelo todo es tan profundo y no tiene límites como los abismos del mar. ¡Cuanto más te doy, más quisiera darte! ... Sin embargo escucho ruidos dentro. ¡Hasta luego! No engañes mi esperanza... Ama, allá voy... Sé leal conmigo, Montesco mío. Aguarda unos minutos, regreso inmediatamente.

Romeo: ¡Noche, deliciosa noche! Sola fuente tengo miedo de que, por ser de noche, todo esto sólo sea un hermoso sueño.

Julieta Asomada otra vez a la ventana): Únicamente te diré dos cosas. Si el propósito de tu amor es desinteresado, si quieres casarte, díselo mañana al mandadero que te enviaré; dile en qué fecha y cómo quieres realizar la sagrada ceremonia. Yo te sacrificaré mi vida e iré tras de ti por todo el mundo.

Ama (Llamando desde dentro): ¡Julieta!

Julieta: Enseguida voy. Sin embargo si son perversos tus propósitos, te ruego que...

Ama: ¡Julieta!

Julieta: Ya voy... Te ruego que renuncies a tu propósito, y me dejes a solas con mi pena. Mañana irá el mandadero...

Romeo: Por la gloria...

Julieta: Que tengas buenas noches.

Romeo: No lo creo, pues ¿cómo han de ser buenas si no tengo tus rayos? El amor busca al amor como el estudiante huye de sus libros, y el amor abandona al amor como el niño que deja sus juegos para regresar al estudio.

Julieta (Otra vez frente a la ventana): ¡Romeo! ¡Romeo! ¡Oh, si yo tuviera la voz del cazador de cetrería, para llamar de lejos a los halcones! Si yo pudiera hablar a gritos, se filtraría mi voz hasta en la gruta de la ninfa Eco, y la ensordecería repitiendo el nombre de mi Romeo.

Romeo: ¡Qué cautivante se escucha el tono de mi amada en la plácida noche, defensora de los amantes! Más dulce es que música en oído alerta.

Julieta: ¡Romeo!

Romeo: ¡Alma mía!

Julieta: ¿A qué hora quieres que vaya mi criado mañana?

Romeo: A las nueve.

Julieta: Ten la certeza de que irá. Las horas se me harán siglos hasta que ésa llegue. No sé para qué te he llamado.

Romeo: ¡Permíteme que me quede en este lugar hasta que lo pienses!

Julieta: Con la felicidad que me provoca verte cerca se me olvidará perpetuamente en lo que pensaba, recordando tu agradable compañía.

Romeo: Para que continúe tu olvido no he de marcharme.

Julieta: Ya amaneció; márchate... No obstante no quisiera que te apartaras más que el escaso tramo que consiente apartarse al pajarillo la niña que lo tiene sujeto de una cuerda de seda, y que en algunas ocasiones le suelta de la mano, y después lo apresa ansiosa, y lo suelta de nuevo.

Romeo: ¡Quisiera ser yo ese pajarillo!

Julieta: ¡Y yo también lo desearía! Pero sospecho que mis caricias te matarían. ¡Hasta luego, hasta luego! Triste es la ausencia y muy dulce la despedida, que no sé cómo desprenderme de los hierros de esta ventana.

Romeo: ¡Que el sueño inunde tus bellos ojos y la paz colme tu alma! ¡Ojalá fuera yo el sueño, ojalá fuera yo la paz donde se duerme tu hermosura! De aquí me dirigiré adonde mora mi bondadoso confesor, para pedirle que me aconseje en este trance.”

Acto II- Escena II -Jardín de la casa de Capuleto-Romeo y Julieta-Shakespeare


MIRA + Un poco de humor

El Chapulín Colorado - La Romántica Historia de Juleo y Rumieta - Completo        https://www.youtube.com/watch?v=t8cbz5YAdpI

lunes, 5 de septiembre de 2016

Flaco loco vs. molinos




LAS DOS PLUMAS MÁS GRANDES  SE FUERON JUNTAS HACE 400 AÑOS
Shakespeare y Cervantes, creadores de cabecera de la literatura universal, el británico y el español, murieron el mismo año. Con motivo a tan importante aniversario, Proyecto LEE (LECTURA EN ESPERA) invita a realizar un recorrido virtual por dos obras cumbres de dichos autores:
·         “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes, es la obra más destacada de la literatura española y una de las principales de la literatura universal. El libro más traducido y editado luego de la Biblia.
·         “Romeo y Julieta”, de William Shakespeare, se ha convertido en la historia de amor por antonomasia, y puede afirmarse que su fama excede a la del mismo autor.


Los gigantes de la Mancha
El capítulo VIII de la primera parte de “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”, tiene este título: “Del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felices recordación”.

Y así comienza este capítulo, con don Quijote iniciando la ansiada segunda salida de su pueblo, Alcázar de San Juan,  esta vez ya acompañado por Sancho Panza, habiendo salido en mitad de la noche para no ser vistos por sus familias y vecinos que seguro habrían intentado impedir su marcha. Con los primeros rayos del sol de aquella mañana, comienza la aventura.

 Flaco loco vs. molinos:
"En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo; y, así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:
–La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear, porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra. – ¿Qué gigantes? –dijo Sancho Panza.
–Aquellos que allí ves –respondió su amo– de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
–Mire vuestra merced –respondió Sancho– que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.
–Bien parece –respondió don Quijote– que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.
Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes, iba diciendo en voces altas:
–Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete."

Parte I, Capítulo VIII- Miguel de Cervantes 

LEE+ El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha 1º PARTE
Luchar contra molinos de viento


Luchar contra molinos de viento es una expresión de origen literario que significa "pelear contra enemigos imaginarios". Está tomada del capítulo VIII de la Primera Parte de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra, titulado "Los molinos de viento".




ESCUCHA +
El sueño imposible-El hombre de la mancha, MUSICAL CON JOSÉ SACRISTÁN Y PALOMA SAN BASILIO.



Vivir loco y morir cuerdo




LAS DOS PLUMAS MÁS GRANDES  SE FUERON JUNTAS HACE 400 AÑOS
Shakespeare y Cervantes, creadores de cabecera de la literatura universal, el británico y el español, murieron el mismo año. Con motivo a tan importante aniversario, Proyecto LEE (LECTURA EN ESPERA) invita a realizar un recorrido virtual por dos obras cumbres de dichos autores:
  • “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes, es la obra más destacada de la literatura española y una de las principales de la literatura universal. El libro más traducido y editado luego de la Biblia.
  • “Romeo y Julieta”, de William Shakespeare, se ha convertido en la historia de amor por antonomasia, y puede afirmarse que su fama excede a la del mismo autor.
VIVIR LOCO Y MORIR CUERDO
La obra es curiosa… nos muestra que Don Quijote estaba loco; porque en su época, querer honrar un nombre y querer honrar el país o la patria era un asunto de locos; querer que un hombre tenga peso y valor era un asunto de locos. La primera gran “locura” es atreverse a Ser diferente, atreverse a vivir unos sueños que de tanto pensarlos, “le secó el cerebro”. Alonso  “se vuelve loco” y nace el Quijote.
La novela  arranca con un personaje de 50 años, que decide tomar un nombre, limpiar sus armas, darle un nombre a su caballo, y además dedicarle sus obras a una Dama. Casi no la conoce, pero resuelve que  se quiere enamorar de la Idea de una Dama; no de una mujer, sino de una Idea de una Dama, la llama Dulcinea del Toboso.
Luego convence de su “locura” a Sancho Panza; un vecino a quien le promete una ínsula o todo aquello que el destino y Dios le quiera dar. De tanto convencerlo y someterlo, Sancho decide seguirlo, primero por ánimos de lucro y luego por otros motivos. Lo cierto es que los dos juntos van a encarnar simbólicamente al ser humano: Quijote es ese conjunto de sueños que todos tarde o temprano tenemos –algunos los dejan ir y otros no–; y Sancho representa la carne, los sentimientos y los pensamientos comunes y corrientes, la realidad. El Ser Humano está compuesto “de lo uno y de lo otro”, de aquello que muere y de aquello que no muere. Hemos de creer que nos moriremos y que algo de nosotros no morirá. Si logramos entenderlo, éste es el juego de El Quijote y Sancho; aquello que es duradero y aquello que es perecedero.
El Quijote ha tenido que enfrentar, durante toda la historia, una adversidad permanente. El querer vivir sus sueños, que le han dado gran alegría y orgullo interior, no significa que ha llevado de la mano un éxito material, un reconocimiento social o incluso la superación de los males y los entuertos que decidió arremeter. El Caballero de la Triste Figura es el nombre con el que empieza a conocerlo todo el mundo. Es el “loco de la Triste Figura” porque muchas veces el querer vivir un sueño y un Ideal implica que a uno le tilden de “loco” o de “triste”.
Finalmente, la aventura del león prepara su camino de vuelta y lo habilita a morir. Lo que queda es muy poco para retornar a su casa, donde  vuelve a ser Alonso Quijano y acepta que todas sus locuras eran locuras.
De cómo don Quijote cayó malo y del testamento que hizo y su muerte
“Como las cosas humanas no sean eternas, yendo siempre en declinación de sus principios hasta llegar a su último fin, especialmente las vidas de los hombres, y como la de don Quijote no tuviese privilegio del cielo para detener el curso de la suya, llegó su fin y acabamiento cuando él menos lo pensaba; porque o ya fuese de la melancolía que le causaba el verse vencido o ya por la disposición del cielo, que así lo ordenaba, se le arraigó una calentura que le tuvo seis días en la cama, en los cuales fue visitado muchas veces del cura, del bachiller y del barbero, sus amigos, sin quitársele de la cabecera Sancho Panza, su buen escudero.[…….]
—Dadme albricias, buenos señores, de que ya yo no soy don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano, a quien mis costumbres me dieron renombre de «bueno». Ya no soy enemigo de Amadís de Gaula y de toda la infinita caterva de su linaje; ya me son odiosas todas las historias profanas de la andante caballería; ya conozco mi necedad y el peligro en que me pusieron haberlas leído; ya, por misericordia de Dios escarmentando en cabeza propia, las abomino.[…]
 En fin, llegó el último de don Quijote, después de recebidos todos los sacramentos, y después de haber abominado con muchas y eficaces razones de los libros de caballerías. Hallóse el escribano presente, y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote; el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu: quiero decir que se murió.
Viendo lo cual el cura, pidió al escribano le diese por testimonio como Alonso Quijano el Bueno, llamado comúnmente don Quijote de la Mancha, había pasado desta presente vida y muerto naturalmente; y que el tal testimonio pedía para quitar la ocasión de algún otro autor que Cide Hamete Benengeli le resucitase falsamente, y hiciese inacabables historias de sus hazañas.
 Este fin tuvo el Ingenioso Hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero.
 Déjanse de poner aquí los llantos de Sancho, sobrina y ama de don Quijote, los nuevos epitafios de su sepultura, aunque Sansón Carrasco le puso éste:


Yace aquí el Hidalgo fuerte
que a tanto extremo llegó
de valiente, que se advierte
que la muerte no triunfó
de su vida con su muerte.
Tuvo a todo el mundo en poco;
fue el espantajo y el coco
del mundo, en tal coyuntura,
que acreditó su ventura
morir cuerdo y vivir loco.



 Y el prudentísimo Cide Hamete dijo a su pluma:
 -Aquí quedarás, colgada desta espetera y deste hilo de alambre, ni sé si bien cortada o mal tajada péñola mía, adonde vivirás luengos siglos, si presuntuosos y malandrines historiadores no te descuelgan para profanarte. Pero, antes que a ti lleguen, les puedes advertir, y decirles en el mejor modo que pudieres:
 ''¡Tate, tate, folloncicos!                                        
 De ninguno sea tocada;
 porque está impresa, buen rey,
 para mí estaba guardada.
 Para mí sola nació don Quijote, y yo para él; él supo obrar y yo escribir; solos los dos somos para en uno, a despecho y pesar del escritor fingido y tordesillesco que se atrevió, o se ha de atrever, a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliñada las hazañas de mi valeroso caballero, porque no es carga de sus hombros ni asunto de su resfriado ingenio; a quien advertirás, si acaso llegas a conocerle, que deje reposar en la sepultura los cansados y ya podridos huesos de don Quijote, y no le quiera llevar, contra todos los fueros de la muerte, a Castilla la Vieja, haciéndole salir de la fuesa donde real y verdaderamente yace tendido de largo a largo, imposibilitado de hacer tercera jornada y salida nueva; que, para hacer burla de tantas como hicieron tantos andantes caballeros, bastan las dos que él hizo, tan a gusto y beneplácito de las gentes a cuya noticia llegaron, así en éstos como en los extraños reinos''. Y con esto cumplirás con tu cristiana profesión, aconsejando bien a quien mal te quiere, y yo quedaré satisfecho y ufano de haber sido el primero que gozó el fruto de sus escritos enteramente, como deseaba, pues no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que, por las de mi verdadero don Quijote, van ya tropezando, y han de caer del todo, sin duda alguna. Vale.”

Parte II, Capítulo LXXIV- Miguel de Cervantes

LEE +El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha 1º Parte
El íngenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha 2º Parte

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Curiosidades sobre Miguel de Cervantes

>> Cervantes y su hermano vivieron en esclavitud desde 1575 hasta 1580 y solo fueron liberados tras el pago de un rescate (500 escudos).

>> Pese a que hay varios retratos y dibujos sobre su rostro no hay registros que confirmen el verdadero aspecto del escritor.

>> Fue apodado como “El manco de Lepanto” (1571) luego de recibir un disparo en la mano izquierda durante la batalla de Lepanto, pero nunca se la amputaron.

>> Miguel de Cervantes y William Shakespeare no coinciden en la fecha de muerte. El autor del Quijote falleció el 22 de abril de 1616 y fue sepultado un día después según el calendario gregoriano. Por su parte, el escritor de Romeo y Julieta, tomando en cuenta ese mismo calendario, murió el 3 de mayo.

>> Era tartamudo. En el prólogo de sus Novelas ejemplares lo explicó. "Será forzoso valerme por mi pico,que, aunque tartamudo, no lo seré para decir verdades".